En el corazón de Tepelmeme, Villa de Morelos, Oaxaca, un pueblo a la entrada por Tehuacán, Puebla, nace la historia de Bendito Palenque, un mezcal que es mucho más que una bebida: es el resultado de una herencia familiar, la resiliencia y la pasión por preservar una tradición ancestral. Carlos Martínez, uno de los artífices de esta marca, nos comparte el fascinante recorrido que llevó a la creación de este mezcal auténtico.
Un Legado Familiar y el Origen de la Idea
La aventura de Bendito Palenque comenzó hace aproximadamente nueve años con la iniciativa del padre de Carlos, quien empezó sembrando agaves en Tepelmeme. Al principio, la idea era vender los agaves, pero Carlos propuso ir un paso más allá: destilarlos y producir mezcal. Esta decisión marcó el inicio de un proyecto que conectaría con las raíces más profundas de su familia y su comunidad.
El vínculo con el mezcal no era nuevo en la familia de Carlos. Su abuelo, entre 1930 y 1940, poseía el único expendio de mezcales en el pueblo. Él viajaba durante un mes o mes y medio a Tehuacán, Puebla, para intercambiar lo que cosechaba por mezcales y aguardientes, que luego vendía en su expendio y por los pueblos de regreso. Este legado, aunque el expendio quedó en ruinas, fue la chispa que encendió la reconstrucción y el resurgimiento de la producción de mezcal en el mismo lugar.

La Resurrección del Palenque y el Milagro del Agua
Levantar el antiguo expendio de su abuelo para convertirlo en un palenque moderno fue un desafío. El lugar es semiárido y el agua escasea, un factor crucial para la destilación. Sin embargo, la fortuna sonrió a Bendito Palenque de una manera peculiar. De repente, un «varólogo» —una persona que detecta agua con dos varitas de cobre— apareció y encontró dos venas de agua en el predio, lo que permitió construir un pozo y asegurar el suministro vital para la producción.
La construcción del palenque fue un proceso lento y arduo, que tomó alrededor de tres años y medio a cuatro años, debido a los recursos limitados que permitían avanzar por etapas.
La Búsqueda del Conocimiento y la Primera Destilación
Aquí tienes el artículo completo con el título solicitado:
Bendito Palenque: Donde la Historia Familiar se Destila en Cada Gota
En el corazón de Tepelmeme, Villa de Morelos, Oaxaca, un pueblo a la entrada por Tehuacán, Puebla, nace la historia de Bendito Palenque, un mezcal que es mucho más que una bebida: es el resultado de una herencia familiar, la resiliencia y la pasión por preservar una tradición ancestral. Carlos Martínez, uno de los artífices de esta marca, nos comparte el fascinante recorrido que llevó a la creación de este mezcal auténtico.
Un Legado Familiar y el Origen de la Idea
La aventura de Bendito Palenque comenzó hace aproximadamente nueve años con la iniciativa del padre de Carlos, quien empezó sembrando agaves en Tepelmeme. Al principio, la idea era vender los agaves, pero Carlos propuso ir un paso más allá: destilarlos y producir mezcal. Esta decisión marcó el inicio de un proyecto que conectaría con las raíces más profundas de su familia y su comunidad.
El vínculo con el mezcal no era nuevo en la familia de Carlos. Su abuelo, entre 1930 y 1940, poseía el único expendio de mezcales en el pueblo. Él viajaba durante un mes o mes y medio a Tehuacán, Puebla, para intercambiar lo que cosechaba por mezcales y aguardientes, que luego vendía en su expendio y por los pueblos de regreso. Este legado, aunque el expendio quedó en ruinas, fue la chispa que encendió la reconstrucción y el resurgimiento de la producción de mezcal en el mismo lugar.

La Resurrección del Palenque y el Milagro del Agua
Levantar el antiguo expendio de su abuelo para convertirlo en un palenque moderno fue un desafío. El lugar es semiárido y el agua escasea, un factor crucial para la destilación. Sin embargo, la fortuna sonrió a Bendito Palenque de una manera peculiar. De repente, un «varólogo» —una persona que detecta agua con dos varitas de cobre— apareció y encontró dos venas de agua en el predio, lo que permitió construir un pozo y asegurar el suministro vital para la producción.
La construcción del palenque fue un proceso lento y arduo, que tomó alrededor de tres años y medio a cuatro años, debido a los recursos limitados que permitían avanzar por etapas.
La Búsqueda del Conocimiento y la Primera Destilación
Mientras el palenque tomaba forma, Carlos y su socio, Gabriel Marín, se embarcaron en un viaje para adquirir conocimiento. Aunque tenían una noción de cómo hacer mezcal, necesitaban el saber práctico de los maestros mezcaleros. Recorrieron diversas regiones productoras de mezcal, desde Zacatecas y San Luis Potosí hasta diferentes partes de Oaxaca (norte, sur, valles centrales, costa), notando las distintas maneras de producir el mezcal, aunque conservaran similitudes.
Este profundo aprendizaje culminó en 2023 con la primera destilación de Bendito Palenque. Un momento lleno de simbolismo, con la bendición del horno y la tierra por parte del maestro Diego de Santa María Barradas y el maestro Meleces, antes de introducir las primeras seis toneladas de agave espadín.
El proceso no estuvo exento de desafíos. La creencia popular dice que la primera quema de mezcal nunca sale bien. Sin embargo, para Bendito Palenque, todo salió afortunadamente bien. El siguiente obstáculo fue la fermentación, que tomó 45 días debido a que las tinas eran nuevas y carecían de microorganismos. Aunque muchos sugirieron que la tanda estaba perdida, no había señales de descomposición. Con la orientación de otros maestros, el primer lote de mezcal Bendito Palenque finalmente vio la luz en 2024. En 2025, lograron su segundo lote, esta vez de forma completamente independiente.

Un Nombre con Historia y la Esencia de la Marca
El nombre «Bendito Palenque» encierra un profundo significado. «Palenque» no solo hace referencia al lugar de destilación, sino que, en la región de Carlos, era como se le conocía al «ruedo» o círculo donde los hombres se sentaban a beber y socializar en las fiestas de su abuelo. Era un lugar de reunión y disfrute. El término «Bendito» se añadió para reflejar la bendición de ese espacio y de la tradición que se retomaba.
El enfoque de Bendito Palenque es hacer un mezcal artesanal de alta calidad, con graduaciones alcohólicas que oscilan entre 50 y 55 grados, respetando el gusto histórico de la región, que hoy en día se ha ido perdiendo por la tendencia a rebajar el mezcal. Utilizan agaves como el Espadín, Papalomé (similar al Tobalá en otras regiones) y Pichumel, este último más endémico de su zona. La marca se enorgullece de sembrar sus propios agaves, cortarlos y replantarlos constantemente, asegurando así la sostenibilidad de su producción.
Desafíos y Compromiso con la Autenticidad
Carlos reconoce que la recepción de Bendito Palenque ha sido buena, pero difícil, especialmente en el actual «boom» del mezcal. Se enfrentan a la competencia de grandes marcas industrializadas que popularizan mezcales con bajo grado alcohólico y procesos alterados. Su misión es educar al consumidor sobre lo que es un verdadero mezcal, uno que no ha sido rebajado ni adulterado con químicos, conservadores o edulcorantes.
Además, Bendito Palenque se distingue por su compromiso con la cultura y el medio ambiente. Respetan los tiempos de la naturaleza, evitando cortar agaves durante la temporada de lluvias para no afectar su contenido de azúcar y permitirles almacenar agua para la sequía. La producción se concentra en los meses de febrero, marzo, abril y a veces mayo, debido a las bajas temperaturas que ralentizan la fermentación.
El proyecto de Bendito Palenque va más allá del mezcal. Carlos y Gabriel, quienes se conocieron haciendo fotografía análoga, utilizan el arte para complementar su marca. Presentan exposiciones fotográficas con temática mezcalera y tienen el objetivo de realizar proyectos culturales en las comunidades, como proyecciones de cine y clases de arte para niños, buscando alianzas para hacer esto posible.
La Defensa de una Bebida de Pueblo
Carlos Martínez es un firme defensor del mezcal como una bebida de pueblo, con mucha historia y cultura. Critica el Consejo Regulador del Mezcal que, a su parecer, ha permitido la proliferación de mezcales de baja graduación y el uso de aditivos, desvirtuando la esencia de esta bebida. Subraya la falta de cultura del consumidor mexicano para distinguir un mezcal auténtico de uno adulterado. A menudo, en la ciudad, los mezcales de alta graduación son percibidos como «demasiado fuertes», lo que dificulta su comercialización en ciertos establecimientos que priorizan el volumen de venta sobre la calidad.
Bendito Palenque distribuye sus mezcales en puntos específicos como Casa Murciélago en Coyoacán y Catemaco el Ramen en Santa María la Ribera, así como a través de redes sociales y ferias de mezcal. En su pueblo, mantienen un precio especial para los pobladores, reconociendo que el mezcal es una bebida social y culturalmente inmersa en sus vidas, utilizada no solo para el consumo, sino para celebraciones y rituales.
Carlos y Gabriel son parte de la resistencia que busca concientizar a los consumidores sobre la rica historia y cultura detrás del mezcal, lamentando que a menudo son los extranjeros quienes tienen un mayor conocimiento de los mezcales ancestrales y artesanales que los propios mexicanos.
El Futuro: Más Locuras con Esencia
El 26 de julio de este año, Bendito Palenque celebrará una bendición del palenque en Tepelmeme, marcando una nueva etapa para el proyecto. Con la producción afianzada, buscan explorar «otras locuras» con el mezcal, siempre sin perder la esencia y el compromiso con la preservación de esta bebida ancestral.
La historia de Bendito Palenque es un testimonio de cómo la pasión por una tradición puede dar frutos, no solo en la calidad de un producto, sino en la revitalización de una herencia cultural.
